En Venezuela, en sentido riguroso, el Estado ejerce un control directo e indirecto de la Radio y medios audiovisuales, pero no para bien de las necesidades espirituales, materiales y formativas del colectivo, sino para los requerimientos sectarios del gobierno y partido de turno Por eso es evidente y se aprecia precariedad o negligencia en la obligante tarea de legislar y orientar hacia una realidad más en sintonía con las necesidades intelectuales y formativas del hombre. La Televisión y la Radio, por lo que vemos y oímos a diario, está, genéricamente, más al servicio de 1os intereses de quienes quieren atornillarse indefinidamente en el Poder. Es doloroso que la televisión y la Radio en Venezuela que bien pudieran ser instrumentos cabales al servicio de la educación, destinen mayor porcentaje de sus espacios y emisiones a favorecer de manera alienante los requerimientos de quienes ostentan el poder Y no es sólo que incumpla con su función educativa, tal como ocurre en otros países donde estos medios masivos de entretenimiento e información están controlados por el Estado, sino que tienden a deformarlos mediante mensajes e imágenes reiteradas que a la larga se convierten en símbolos y patrones de conducta peligrosos para la existencia del hombre mismo y de la familia en general. De hecho se observa cómo la radio y televisión venezolanas han venido mediante un proceso lento y al ritmo de su penetración en todos los estratos y comunidades más apartadas, erosionando los valores culturales de la sociedad tradicional. El constante bombardeo en forma vertical de ciertos valores, minan en forma deplorable los nuestros hasta el punto de que muchos de los males de la sociedad venezolana actual son atribuibles, incluyendo la desintegración de la familia, a la forma como está controlada y manejada la Televisión y la radio así como otros medios que le siguen en importancia como el cine. (AF)
