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La soberanía reside en la tecnología | por José Luis Alcocer

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Hasta ahora se ha invocado en Venezuela el texto constitucional en el momento de plantear alguna tesis de dominación política. La interpretación que se le da a “La soberanía reside en el pueblo” es revestida de manipulaciones y afines cuando se quiere utilizar la fuerza del pueblo hacia un objetivo de intereses particulares. Por eso es importante descifrar lo que significa que la soberanía reside en la tecnología. 

Partiendo del principio que la tecnología es la aplicación de los conocimientos científicos obtenidos a través de la investigación y en primera instancia de la observación a la resolución concreta y efectiva de los problemas y necesidades de los seres humanos; esto significa crear, diseñar y mejorar bienes y servicios para facilitar la vida en cualquier ambiente donde se desenvuelva el hombre. 

La tecnología apareció junto al hombre, en la búsqueda de mejorar su calidad de vida, desde hace unos 10.000 años comenzó ese trajinar. El descubrimiento del fuego, la utilización de piedras talladas para defenderse y para utilizarlas como herramientas de trabajo. Asimismo, los pueblos que primero dominaron la tecnología en la edad de piedra y de los metales dominaron a otros pueblos más atrasados. 

El devenir histórico de la humanidad ha estado signado por los adelantos científicos y tecnológicos. Así fue en el renacimiento y la revolución científica iniciada en el siglo XV y luego en los siglos XVIII y XIX con la revolución industrial.  Los países con mayor adelanto tecnológico son los que se han erigido como potencias.  

Un país que aspire consolidar su soberanía nacional y vanagloriarse de ella como el caso del régimen venezolano debe tener su base en la actitud cultural y la base material de producción que sea capaz de desarrollar la sociedad venezolana.  

Todos los países desarrollados están cubiertos por una red cibernética de actividades y procesos científicos, tecnológicos y técnicos, las cuales constituyen en si las bases materiales dinámicas capaces de montar ensayos para medir, operar, mantener, fabricar, diseñar series, innovar e inventar y cambiar radicalmente una civilización. 

Un caso patético en nuestro país de la destrucción de la soberanía en la cual habíamos avanzado en los últimos 100 años es el de la destrucción de las empresas básicas entendidas como los centros de producción para la extracción, explotación, aprovechamiento, procesamiento, manejo, administración y comercialización de los recursos naturales y el impulso del desarrollo regional y nacional. Por ejemplo SIDOR era proveedor de insumos para la fabricación de  perfiles, paneles, carpintería metálica, tubos, anillos y arandelas, accesorios de transformadores, válvulas, accesorios para tambores, tanques para gasolina, motocompresores para refrigeración,  tubería de conducción de petróleo, gas, perforación y para agua , vigas soldadas, flejes, defensas y alcantarillas, galvanizados, tubos, implementos agrícolas,  partes automotrices: largueros, rines, aros, travesaños, diferenciales,  tapas, fondos para bombonas, hidroneumáticos, construcción y reparaciones navales,  pisos y carrocería, galvanizado, muebles metálicos, ductos, techos climatizados, tambores, cabinas,  radiadores, línea blanca, electrodomésticos, filtros de automóviles, partes de calentadores, perfiles livianos, marcos, utensilios domésticos, piezas esmaltadas para línea blanca, tinas de lavadoras, industria de la construcción y metalmecánica, fabricación de urnas, fabricación de envases para alimentos. 

Además, era aportante al PIB y generaba empleos directos e indirectos, generando también calidad de vida a los venezolanos. 

En definitiva, el cierre de SIDOR significa pérdida de soberanía y dependencia de otros estados en Tecnología, Alimentos, Comunicaciones, Productos básicos del hogar, Insumos industriales, Insumos agropecuarios, etc. 

Economista José Luis Alcocer