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La Bulla de la muerte | por Américo De Grazia

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«Peca un pueblo cuando hace o permite que se hagan cosas que pueden redundar en su ruina».
Baruch Spinoza.

Upata, 26 de febrero del 2024.

Américo De Grazia.

De tanto dolor y tanta disfunción, el pueblo sufre de incapacidad inducida para discernir entre lo que le conviene y lo que le destruirá.
La tragedia de «bulla loca» en La Paragua, es la crónica de una muerte anunciada; un hecho que parece sacado de un libro de premoniciones demoníacas; Maduro y Marcano hacen que sea imposible de auditar una tragedia; difícilmente sabremos la verdad de quienes y cuántos venezolanos perdieron la vida allí. ¿Tendríamos que acostumbrarnos a que todo pasa y con los días, el desamparo gubernamental es más de lo mismo? ¿Hemos perdido la capacidad de mirarnos del tamaño del compromiso que se nos presenta? Esta sumisa resignación ante la barbarie esclavista es un permiso tácito donde se promueve  el intercambio  de los roles de victimas y victimarios.

Cual infierno de Dante, quedan los gritos con el silencio como unica respuesta; parece que la huella queda  como un presagio para no ver el camino; parece que no solo se sepultan vivos a quienes buscan el sustento, también  se sepulta viva la esperanza de una vida con dignidad  y justicia, con deberes y derechos. Queda este sabor funesto  en quienes sobrevivieron al episodio o quienes hemos sido testigos,  quedando heridos de impotencia, de frustración y  desespero por aquellos que  claman inútilmente ser escuchados, implorando por el rescate de quienes aún hoy, quedaron bajo tierra.

Si no es auditable PDVSA;  ni cuánto  oro, coltán y diamante  ingresa al BCV; ni la inflación, ni las estadísticas oficiales de malaria, homicidios, secuestros o suicidios; ¿porqué extrañarnos que el régimen cubra con su manto de opacidad el número de víctimas en las minas? Al contrario, esto evidencia una vez más, la agenda de la barbarie del «arco minero de Maduro» y todo su protocolo criminal; el mismo que convirtió el 50% de la nación en territorio ocupado por el ELN, FARC y los pranes, como operadores  de seguridad minera y agentes aduaneros de recaudación de los minerales. Estos  grupos irregulares son dotados y equipados regularmente con  armas de guerra por los carteles de Sinaloa y Jalisco, quienes utilizan 42 pistas aéreas «clandestinas»  a lo largo y ancho de los 418.000 Km2  al sur del Orinoco, y sus 3.718 focos de actividad minera irregular.

La opacidad es una política instrumentada por el régimen con premeditación y alevosía; a mayor desorden, mayor saqueo. Por ello, acabaron con la figura legal de las concesiones, al sustituirlas por inconstitucionales «alianzas», inhabilitaron el Ministerio del ambiente por la supremacía de la «Corporación minera». Borraron la operatividad técnica de TECMINCVG, desarticularon todas las cooperativas existentes, le entregaron la operatividad de MINERVEN -única empresa aurífera con concesión legalmente constituida en el país-  a MIBITURVEN, propiedad de Alex Saab. Expropiaron a la Gold Reserve y Cristalex en un arrebato de «nacionalismo» y estas empresas disfrutan del mejor momento financiero de su historia cabalgando sobre la tragedia del «arco minero», ambas ganaron la demanda internacional contra Venezuela. La primera, está cómodamente operando en la bolsa de valores de Vancouver, Canadá, exhibiendo una mina de su «propiedad», en Las Claritas y obteniendo pingües ganancias sin arriesgar capital y sin invertir un solo centavo en nuestro patio. Y la segunda, aspira pacientemente a ejecutar el embargo contra Citgo PDVSA, en EEUU. Le sacaron lucrativo beneficio a la arrogancia de Chávez y sus cretinos sargentos. Este vulgar saqueo, vulnera irremediablemente la hidroeléctrica del Caroni, sedimentando sus cuencas hidrográficas y reduciendo su vida útil. Este solo hecho, enciende las alarmas del sentido común; se requeriría 290.000 barriles de petróleo diarios para producir con sistema termoeléctrico el equivalente a lo producido por Guri en electricidad.

Esta tragedia convertida en holocausto humano, ambiental y económico debe terminar; esta es la oportunidad para  poner fin a  décadas barbarie, terrorismo,  genocidios, etnocidios, ecocidios; irremediablemente debemos comenzar por
desalojar a Maduro de Miraflores con la única via posible: una elección masiva constitucional y democrática.