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Guerra entre pandillas | por Claudio Zamora

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Creer en los sinceros esfuerzos del Gobierno de Venezuela en erradicar la corrupción administrativa, es como creer que el Chapo Guzmán emprenderá una campaña para luchar contra el consumo de estupefacientes en el mundo. Lamentablemente estamos en un país con escasa cultura política y presa de una manipulación constante de los medios de comunicación bajo el control absoluto del gobierno que desde el mismo momento de descubierto el “affaire” ha tratado de bombardearnos con informaciones tendientes a convencernos que el Ejecutivo encabezado por su Presidente no tiene la más mínima relación con el grosero robo al erario público. De ser cierta ese tornado informativo estaríamos en presencia del Presidente más incapaz jamás llegado a la máxima magistratura, la Constitución Nacional le asigna entre otras múltiples funciones la de Administrar la Hacienda Pública Nacional (Art. 236 núm. 11) comprendida como los bienes, rentas y pasivos de la nación, en palabras domésticas, administrar el presupuesto de nuestra casa, salir después de varios años a decirnos que te estaban robando la plata de la cartera implica, dos cosas; que eres un negligente y nunca supervisaste los gastos e ingresos, o la que es más probable, que estaba en complicidad con los ladrones y te hiciste la vista gorda ante los desmanes. La segunda hipótesis es la más creíble para el común de las personas, tanto así que las consignas en las recientes protestas de trabajadores van dirigidas a desvirtuar el argumento que la crisis económica de Venezuela se debe al bloqueo de los Estados Unidos, como maniáticamente lo ha repetido la dictadura cubana por sesenta años y enfilaron sus dardos a la corrupción como principal argumento de la debacle. Los cálculos del dinero robado por el Chavismo por actos de corrupción oscila entre 300 mil a 500 mil millones de Dólares según la Asociación para la Recuperación de Activos INRAV, se estima que casi un 40% del billón de dólares que generó el país por ingresos petroleros en los últimos diez años se perdieron en manos de corruptos del gobierno y sus socios. Eso no incluye negocios ilícitos como tráfico de drogas y venta ilegal de oro, coltan, rodio y otros metales y piedras preciosas. Nicolás y sus socios se quieren lavar las manos como si fuesen un niños de pecho cuando todo el país sabe que la corrupción es una política de Estado que se desarrolla desde los más bajos niveles como las alcabalas en las carreteras, comisarías y comandos militares y se extiende de manera horizontal y vertical hasta llegar a las más altas esferas de gobierno, precisamente el palacio de Miraflores donde mora el máximo representante del ejecutivo, así que no me vengas con razzias en contra de quien fue Vicepresidente de la Republica y ministro de varias carteras, que debería estar preso por ser el principal responsable del desfalco y sólo te conformaste con su renuncia, para salir a lanzarle flores diciendo que “ratificó su condición de militante revolucionario” y juntos se lanzaron a apresar una manada de chivos expiatorios que los incomodaban y pagaran momentáneamente los platos rotos dejados por ustedes. A otro perro con ese hueso. Seguiremos conversando.

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