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Es la producción… es la productividad | por José Luis Alcocer

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Los trabajadores venezolanos recibimos el año 2023 sin Convenciones Colectivas, sin beneficios contractuales, con salarios paupérrimos y con los centros de trabajo convertidos en campos de concentración. 

Vemos con mucha preocupación que ni por parte del patrono estado, ni siquiera por parte de los sindicalistas afectos al gobierno se ven señales de reactivar, revisar y discutir las Convenciones Colectivas, particularmente por la realidad que se presenta en el país.  Los tabuladores salariales, los cuales prevén la escala salarial, las condiciones y porcentajes que se deben aplicar en caso de ajustes son cosas del pasado democrático, las clausulas referidas a la salud, educación, recreativas, de seguridad, ni la entrega de los recibos de pago, nada de eso existe. Más de cien años de “sangre, sudor y lágrimas” echados por la borda por obra y gracia de una revolución absurda.  

Los ingresos por concepto de la renta petrolera fueron tan elevados que la eliminación de los tres (3) ceros a la moneda en el 2008 no tuvo tanto impacto. Sin embargo, para agosto de 2018 se experimentó una reconversión monetaria que eliminó cinco (5) ceros (0) a la moneda e inmediatamente se decretó un aumento del salario mínimo llegando a Bs 180.000.000, inmediatamente por arte de magia lo convirtieron en Bs 1.800. Hasta ese momento fue la devaluación del bolívar más monstruosa de la historia. Con el agravante que el Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social del Trabajo, emitió unos lineamientos, donde instaba a la revisión de las cláusulas económicas de las convenciones colectivas, dada la situación económica que abrazaba al país, y que afectaba no solo al sector privado sino al sector público, en virtud, del impacto del porcentaje de ajuste del salario mínimo, a través del memorándum 2792.  Partiendo del primer lineamiento “racionalizar la justa distribución de las riquezas”, instruye “revisar” a la baja o eliminar derechos adquiridos previamente, “en virtud que en el nuevo Salario Mínimo se encuentra totalmente garantizado el principio de progresividad en el ingreso del trabajador”, lo cual es falso de toda falsedad. Así, el segundo lineamiento dice: “En el supuesto de aquellas convenciones colectivas de trabajo que hubieran sido suscritas con anterioridad al Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica y se haya pactado como inicio de la escala, tabla o tabulador un valor porcentual por encima del Salario Mínimo Nacional o un factor multiplicador de este, deberá someterse a revisión”. En conclusión, dieron carta abierta para eliminar los beneficios. 

Al día de hoy, nos encontramos en un escenario mucho más precario, a finales del año 2021 sufrimos una nueva expresión monetaria al eliminarle cinco (5) ceros a la moneda y, en el mes de marzo se realizó un ajuste del salario mínimo nacional del 1753%, el cual, lejos de haber superado la hiperinflación, apenas vemos un estancamiento de la misma. 

La visita de la Comisión de Encuesta de la Organización del Trabajo (OIT) pudiera enderezar algunos entuertos, pero nunca será suficiente, por una razón fundamental, el aparato productivo está destruido en un 80%, la supuesta recuperación económica no es tal, abriendo comercios con productos importados. Estamos estimulando más bien, abrir puestos de trabajo en los países proveedores. 

En virtud de lo antes expuesto, lo más lógico es comenzar por el principio, recuperación del aparato productivo, creación de puestos de trabajo; es la producción… es la productividad… 

Economista José Luis Alcocer.