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En conflictos de familia «no basta orar, a veces hay que llorar y hasta gritar»

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No hay familias perfectas, en todas aparecen conflictos de menor o mayor grado. En algunos casos son de tan alto riesgo, que fácilmente terminan en medio de un escenario de violencia con saldos irreparables. Hasta en las mejores familias fundamentadas en valores y principios cristianos, pueden acurrir choques e injusticias en medio de la relación matrimonial, de los padres con sus hijos, tíos, hermanos, primos, abuelos. En fin, cualquier estado emocional adverso suele manifestarse sin hacer distinción de personas.

Como salida a la crisis, hay quienes se refugian en Dios para hallar alivio; y mejor aún, buscar la salida al conflicto. Orar y ayunar es pues una recurrente práctica espiritual empleada por las familias cristianas. Sin embargo, «orar» no es suficiente mientras que el o los afectados no sean verdaderamente libres de la presión que ocasionó la crisis.

Esta argumentación fue parte de lo expuesto por el pastor César Martínez durante la apertura de la primera edición del Congreso «Hogares» celebrado el pasado 3 y 4 de diciembre en la iglesia Casa del Alfarero de Ciudad Bolívar.

Junto a su esposa Sheyla, y demás lideres de esta congregación, el pastor César evidenció biblicamente como el orar sigue siendo el mejor recurso para descansar en las promesas de Dios. No obstante hizo hincapié en «no restringir» el deseo de llorar a gritos si fuese necesario, a fin de vaciar todo ese dolor delante de Dios. «La Palabra de Dios lo convalida. Dice: Bienaventurado los que lloran, pues éstos serán consolados» – aseguró el pastor César Martínez.

El seminario alcanzó la atención de muchas familias, al punto que se propuso la creación de grupos de WhatsApp para recibir más orientación del tema.

Prensa CCM