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El poder de las naciones | Reflexiones domingueras de un venezolano / Jesús Seguías

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Micro Análisis

  1. Por las redes sociales me llegó un viejo relato que simplifica el poder de las naciones, por tanto el poder de las familias, de la economía y los negocios, de la política y los gobiernos. En fin, de toda la sociedad.
  2. Había un agricultor que cultivaba maíz de excelente calidad. Todos los años ganaba el premio al mejor maíz cultivado. En una oportunidad, un periodista lo entrevistó y descubrió que el agricultor compartía su semilla de maíz con sus vecinos, que también eran sus competidores.
  3. Al periodista le pareció absurdo que el agricultor hiciese eso con sus competidores y le preguntó: “¿Cómo puede permitirse compartir su mejor semilla de maíz con sus vecinos cuando ellos también compiten con el maíz cada año?»
  4. El agricultor sonrió ante la pregunta del periodista. Una pregunta que venía acompañada de unas muecas en la cara que revelaban un pensamiento no expresado: “¿O sea, cómo puedes ser tan tonto, por Dios?”
  5. El granjero le respondió con mucha sabiduría: “¿Por qué piensa de esa manera, señor? ¿Acaso no sabe que el viento recoge el polen del maíz en maduración y lo hace girar de un campo a otro? Si mis vecinos cultivan maíz inferior, la polinización cruzada degradará constantemente la calidad de mi maíz. Si voy a cultivar un buen maíz, debo ayudar a mis vecinos a cultivar un buen maíz «.
  6. Y así funcionan las naciones exitosas, por tanto también las personas exitosas. Porque las naciones son la sumatoria de la calidad de los pensamientos y acciones de sus ciudadanos.
  7. Si las naciones están conformadas mayoritariamente por personas indisciplinadas, egoístas, reactivas, con bajo sentido de la responsabilidad personal y social, sin duda esa será una nación atascada.
  8. Si una nación, o una familia, o una empresa, o un partido politico están integrados mayoritariamente por personas dominadas por las emociones destructivas y autodestructivas (llamadas también “bajas pasiones”) entonces esa nación será disfuncional.
  9. El odio, la venganza, la ira, el egoísmo, los celos y tantas otras emociones son naturales en toda la especie humana. Pero Dios nos dio el don del Libre Albedrío el cual nos permite dominar las emociones destructivas y ser más propensos a ser cada día mejores personas y relacionarnos mejor con nuestro entorno social.
  10. El antídoto racional ante el odio y la venganza es el perdón. El antídoto ante la ira es abrir la brecha entre el estímulo y la respuesta para tomar decisiones asertivas. Esa es la brecha de la madurez. Los tiempos dedicados al odio y a la venganza son tiempos perdidos, totalmente inútiles.
  11. Las personas nos relacionamos en tres dimensiones: Aceptación, Indiferencia y Rechazo. Si una nación está conformada por personas que se ignoran o se rechazan, incapaces de sinergizar entre ellos obviamente que la nación jamás podrá avanzar y ser mejor.
  12. Los países más desarrollados del mundo también han sido definidos por grandes investigadores (Francis Fukuyama y Alain Peyrefitte, entre otros) como la “Sociedad de la Confianza”. Esas naciones basan sus relaciones en la aceptación y el respeto mutuo. En esta sociedad prevalece la idea de que todos somos inocentes hasta que demostremos lo contrario con nuestras acciones.
  13. Las naciones más fracasadas del planeta han sido definidas como las “Sociedades de la Suspicacia”, cuyos integrantes generalmente se ignoran o se rechazan. Operan con criterio de escasez y no de abundancia. Se caracterizan por ser sociedades dominantemente autoritarias y pobres, marcadas por la violencia familiar y social.
  14. En la Sociedad de la Suspicacia, los niveles de tolerancia son bajos, y todo el mundo es culpable de un delito hasta que él demuestre lo contrario. Todas las personas pasan a ser “sospechosas”. De allí tantas alcabalas, tantos requisitos, tantas trabas, tantos atascamientos.
  15. Por eso es que el éxito de las personas que nos rodean terminan transformándose en nuestro propio éxito. El fracaso de los demás será también nuestro propio fracaso. Las relaciones basadas en la aceptación, en el reconocimiento mutuo, en el respeto y la tolerancia, en la solidaridad, en la sinergia social constante, en compartir las “semillas de maíz” es la clave del éxito de las personas, de las familias, de las organizaciones, de los gobiernos y de las naciones en general. Es trabajo en equipo.
  16. El mayor reto de las naciones (Venezuela es un claro ejemplo) consiste en construir la “sociedad de la confianza”, donde el perdón, la tolerancia ante la diversidad humana y social, la reconciliación, la sinergia, la cooperación son las decisiones más útiles que se puedan tomar para superar las confrontaciones inútiles. Es definitivo.

11 de Septiembre 2022
@JesusSeguias