Internet nos ha acercado al conocimiento, pero también se ha transformado en una fábrica de distorsiones, permitiendo que cualquiera bajo el manido pretexto de la libertad de expresión, manipule a su antojo historia y acontecimientos para entregarnos versiones “pret a porter” a la medida de sus confeccionadores. En este contexto existe una frase atribuida a Winston Churchill que el Instituto de Estudios de su obra y pensamiento, se ha encargado de rebatir, no porque que no provenga de su vasto repertorio, sino porque fue acomodaticiamente modificada para gusto del restaurador, la frase retocada dice más o menos “Quien no fue revolucionario en su juventud y conservador en su madurez, no entendió la vida”, autentica o no, la anterior expresión tiene mucho de verdad, y resulta curioso que esa metamorfosis la hubiésemos vivido una gran mayoría de individuos que transitamos de ambos polos en el transcurso de nuestras vidas. Puedo afirmar con absoluta sinceridad que fui hijo de la Revolución Cubana, en mi adolescencia y gran parte de mi juventud constituía una afrenta que podía llegar hasta la enemistad permanente que me hablaras mal de Fidel, El Che, de los logros de su proceso en materia deportiva, social, política, este ingrediente se mezcla con mis orígenes en el proceso Chileno y le añado sus toques de Luis Emilio Recabarren y Salvador Allende, este último todavía en mi Olimpo personal por razones que sólo yo entiendo, más relacionadas con mi idolatría afectiva con mi abuela paterna Violeta, quien como a Ali Primera con su mamá Pancha me enseñó a ser “Comunista desde chiquito” y no es un recuerdo metafórico, si hubiese existido la Ley de protección al Niño y Adolescente en mi niñez, le hubiesen dictado una medida cautelar de alejamiento por lavarme el cerebro a tan tierna edad y ponerme por ejemplo, a vender a los cinco años “El Siglo”, órgano de difusión del Partido Comunista Chileno junto con sus camaradas los fines de semana, me enseño “La Internacional” creo que antes del himno nacional y me retrato en brazos de Allende con un ramo de rosas en uno de los tantos actos políticos a los cuales me llevaba de zarcillo. Fotografía que diera muchas cosas por recuperarla, pero hubo de ser destruida en los primeros días del golpe de Pinochet. Crecí admirando las selecciones deportivas cubanas, Sotomayor, Juantonrena, Teófilo Stevenson, Félix Savon, era embriagante para mí ver como la selección de boxeo se llevaba todas las medallas de oro en las olimpiadas y hacían morder el polvo a los gringos en un ring de boxeo, el 80% de mi música eran las cintas de Pablo, Silvio, Ali, Quilapayun, Soledad y fui militante de la Juventud Comunista y grupos radicales de izquierda como el Comité de Luchas Populares CLP y los Comités Pro Cupo de la Udo. Hoy con más de medio siglo en mis alforjas soy alérgico a la izquierda, combato por todos los medios sus métodos de opresión, soy un crítico acérrimo de su ideología de atraso, sometimiento y restricción de libertades. He sido testigo de excepción de manera directa de dos procesos inéditos en la historia, dos “revoluciones” que no han terminado bien, la Chilena y está malparida venezolana, la primera muerta en su lactancia y esta con un cáncer metastasico avanzado, del otro lado del Mar Caribe está despertando la Isla querida, su gente no soporta 60 años de privaciones, hambre, miseria y opresión, son cientos de miles que están perdiendo el miedo, que están desafiando al régimen ductor y promotor de Venezuela y Nicaragua, que el destino permita que uno de los principales problemas de la Trigonometría como es la “disolución de los triángulos”, pulverice los regímenes de este triángulo nefasto que conforman estos tres países, para vergüenza del progreso y la libertad. Que derrumben al régimen cubano más por su gente, como por nosotros que estamos sometidos a su estructura, que debemos compartir con ellos nuestra escasa comida y combustible, que siguen como sanguijuelas pegados a nuestro cuello, sin importarles las privaciones y emergencias de ambos pueblos, para sus dirigentes es prioridad la supervivencia del sistema por encima de sus pueblos, por encima de las tumbas. Seguiremos conversando. [email protected]

SOURCEClaudio Zamora
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