La semana que termina nos despertó con la noticia de la muerte de Tibisay Lucena la ex presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) principal instrumento macabro de este gobierno para dar la apariencia de democrático y perpetuarse en el poder, ante el mismo país decente y ante el mundo todos saben qué hace más de diez años el grupo de facinerosos que se encuentran gobernando el país no ha ganado una elección, se las han robado. Ante el repudio mundial y atropellando todos los principios democráticos como participación, claridad, revisión, representación de la minorías, auditorias, observación internacional y muchas otras ha cometido una serie de continuas y sucesivos crímenes contra la libertad política que tarde o temprano tendrá que pagar, el brazo ejecutor y figura más representativa de esos crímenes se fue este misma semana sin pagar la cuenta, al menos eso cree una parte numerosa del país, pero yo creo que esa factura la pagara toda su familia que aunque no son cómplices directos de sus delitos, tendrán que vivir con la vergüenza eterna de estar ligada a una figura tan siniestra como la mencionada, y así como los hijos de Pablo Escobar, Fidel Castro, Sadam Hussein y tantos otros ni siquiera podrán tener el derecho de ponerle un ramo de flores en un cementerio público porque la gente destrozara y dañara su lápida y todo cuanto lo relacione con su memoria. Son unas cuantas estatuas de Chávez en Venezuela que han sido decapitadas y eso que siguen mandando, imagínense el Cuartel de la Montaña o el Mausoleo de Barinas una vez que caiga esta dictadura.
La memoria de los nuestros también es un patrimonio. Haberse prestado para burlar la voluntad popular, haber usado su imagen para justificar los robos descarados de los sufragios, ser la voz cantante para leer en cadena nacional resultados que nadie creía pero debía aceptar porque no hay forma de penetrar por ahora en esa maraña creada para esquilmar los votos de la gente, proclamar a quienes en su conciencia sabían no eran los representantes elegidos por la mayoría, negarse a las revisiones posteriores del proceso, prohibir la participación observadora de organismos internacionales, cerrar los centros de votación de manera arbitraria, valerse del apoyo y presión indebida de las fuerzas militares en un proceso netamente civil y democrático, imponer su “tendencia irreversible” para incrustar en la conciencia ciudadana que tus resultados electorales eran y serán perpetuos e inamovibles y hacer perder progresivamente la fe de la gente en las elecciones, son parte de tu legado siniestro con el cual cargaran todos tu herederos como una mancha en su conciencia, la cual no merecían, pero será una parte del precio que tendrán que pagar por la factura insolvente que dejaste en la memoria venezolana. Jamás en mi vida había leído tantas expresiones insultantes y de odio en contra de un difunt@ y eso es sólo un minúsculo porcentaje de atrevid@s, imagínate cuando no existan presiones y se destapen las repulsiones. Seguiremos conversando. [email protected].