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¿Caos o luz en Guayana? | por Américo DeGrazia

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“Los malos tiempos tienen un valor científico. Estas son ocasiones que un buen alumno no echaría de menos” 

Emerson 

Américo De Grazia 

Upata 12 de Diciembre del 2022 

Desde tiempos inmemorables Guayana fue referencia de prosperidad, riqueza, futuro, libertad, alternativa económica, política y social. Fue aquí donde buscaban “El Dorado”; en estas tierras se construyó algo mas  tangible y viable que una leyenda dorada ficticia o mágica. En tiempos de la colonia se desarrollaron pueblos auto sustentables y productivos. En tiempos de la guerra de independencia fueron estas legendarias tierras al sur del Orinoco las que alimentaron y financiaron las glorias del Libertador. Es aquí, donde se dictó catedra de educación popular, universitaria y de civismo. Desde Angostura se perfiló la Gran Colombia. Igualmente con la fuerza de nuestros ríos, se diseñó y construyó la hidroeléctrica que energiza a Venezuela. Se invirtió en la construcción del parque industrial más grande del país. Nuestros parques y tepuy son únicos en el mundo. Nuestra reserva hídrica es el oasis de la nación.

Todo esto se lo llevó el tsunami del chavezmadurismo en las últimas dos décadas. Hoy somos referencias del mal, de la catástrofe, del ecocidio, del la destrucción empresarial, del saqueo, de los bacanales en la sima de los tepuy, de masacres etnicas, desplazamiento Indigenas, de fosas comunes, de aliviadero de guerrilleros, de escasez de gasolina, gas y servicios. Somos zona palúdica, de conflictos laborales y paraíso fiscal para los carteles de la droga. Perdimos las carreteras e infraestructuras. Aquí está prohibido morirse los fines de semana, porque no hay cementerios abiertos. Los pranes controlan las protestas, los mercados, las minas, los sindicatos y la vida social. 

Los guayaneses tenemos que sobreponernos a las dificultades que nos embargan. Por eso no desperdiciamos ocasión para sugerir estrategias, rutas, métodos que nos induzcan a salir del círculo vicioso. No se trata de favorecer a un liderazgo, a un partido, a una tendencia, sino al todo. A eso estamos contribuyendo. A sabiendas que el pasado por heroico que fuese, por exitoso que haya sido, efectivamente se agotó. Y el funesto presente fracasó. No es una frase compuesta para aplausos mellizales; esto significa el duro camino de construir una alternativa diferente a un costo extremadamente alto, en el que los ciudadanos en su rol de trabajadores tienen que darle valor agregado. El “estado empresario”, fracasó. Los trabajadores deben asumir roles de socios  propietarios capitalizando su salario al lado de los inversionistas privados, tal como lo hicieron los alemanes en la post guerra de los años 50’ y en los 90’ a la caída del muro de Berlín. Abandonar esa idea atrasada  y absurda, que el “estado es sinónimo de pueblo”, escoltada por estupida idea de satanizar la privatización. Parar el ecocidio y abandonar la economía extractivista. Esto no se decreta. Por ello debemos antes, ganar el debate comunicacional; he ahí el reto de los guayaneses para ver luz en el túnel.