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Análisis: Inhabilitaciones despejan la duda, el chavismo no quiere negociar

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Llegó la esperada inhabilitación contra María Corina Machado y la precandidata favorita a las primarias de octubre sigue adelante con su determinación de llegar al poder en las presidenciales de 2024. Pero desde el régimen el mensaje es claro: no pretenden dejar despegar a nadie que amenace la total hegemonía chavista.

Omar Lugo

La esperada inhabilitación política de la candidata presidencial María Corina Machado -favorita en las encuestas y con un crecimiento acelerado en el arrastre popular- se perfila como un golpe de gracia del régimen de Nicolás Maduro contra cualquier intento de que haya en Venezuela elecciones libres, competitivas, justas y en igualdad de condiciones.

Esto era previsible porque casi cualquier candidato opositor que dejaran competir libremente podría derrotar a Maduro, según la mayoría de las encuestas. Claro, si ese opositor lograra capitalizar el descontento popular y cosechar ese 70% de rechazo que tiene el heredero a dedo de Hugo Chávez.

Por ejemplo, el especialista Félix Seijas, presidente de la encuestadora Delphos, decía recientemente en una entrevista en el Circuito Éxitos de Unión Radio que el chavismo actualmente tiene un capital electoral de 27 % y difícilmente pueda subir.

Los seguidores de Maduro se dividen entre los radicales y los críticos. «En el oficialismo su techo está en 27 %. Ellos tienen 13 % seguros, el resto es un porcentaje crítico», explicó Seijas.

En cuanto a la oposición, tiene un voto seguro de entre 35% y 40 %, si la elección es justa y competitiva. «Quien puede crecer es la oposición. El oficialismo, más allá del 27 %, es difícil crecer», argumentó el experto.

El arma de la inhabilitación

La estrategia chavista para atacar el potencial entusiasmo que pueden despertar las primarias apunta a hacer ver que las elecciones en Venezuela no son justas y competitivas. Y que en realidad todos los contendientes opositores legítimos andan bajo «ley de fuga»: en cualquier momento les disparan por la espalda.

El chavismo tiene muy claro lo que significa estar habilitado políticamente, ya que a falta de una inhabilitación el teniente coronel Hugo Chávez, un violento golpista que el 4 de febrero de 1992 había reventado a cañonazos de tanquetas y a ráfagas de metralla las instituciones de la democracia venezolana, salió campante de la cárcel y con todos sus derechos incólumes, por la gracia del caudillo socialcristiano Rafael Caldera, cuyo tembleque gobierno parecía estar sostenido por alfileres.

Pero Maduro no es el buenazo de Caldera, ni tampoco el régimen chavista está en vías de desmoronarse, como sí le pasó a la democracia bipartista venezolana contra la que atentaron los milicos del 4 de febrero aquél.

Todos ellos, gracias a la indulgencia del estado civil de derecho, salieron a las calles para apoderarse de la administración pública…pero esta es una historia ya bien conocida: Chávez terminó usando su metralla de votos para abolir el antiguo régimen.

La persistente María

María Corina Machado, una líder radical, de ideas liberales, descendiente de una familia de empresarios tradicionales de los que forjaron a la Venezuela del siglo XX y que fueron expropiados por el chavismo, ha venido escalando posiciones entre las preferencias de un electorado desencantado, aparentemente sin ilusiones ya con la política.

Pero ese mismo electorado está hastiado y enardecido por más de dos décadas de retroceso en las condiciones de vida de las personas comunes en Venezuela, en medio de una crisis económica que parece perpetuarse hasta el infinito y que alimenta cada día una diáspora que ha terminado fracturando a las familias.

Por eso el radicalismo de María Corina parece encontrase ahora con la rabia de la gente para impulsar una candidatura que parece cobrar fuerza con una premisa parecida al «que se vayan todos», que insufló procesos de cambio en otras naciones.

«María Corina ni siquiera necesita robar porque nació rica», resumía un ama de casa acerca de esta mujer a quién antes más bien le reprochaban que era «demasiado sifrina», por su estampa de chica bien, y su típico «mandibuleo caraqueño» al hablar.

La fundadora de Vente, así como otros 13 candidatos a las primarias, le han puesto horizonte a una salida electoral al largo conflicto interno venezolano que se agravó en 2017, cuando Maduro terminó por desconocer por completo al congreso (Asamblea Nacional) que estaba en manos de la oposición.

Y justamente, la posibilidad de que Venezuela empezara a salir de esta crisis provocada por años de autoritarismo, pésima gerencia, populismo, corrupción, robos olímpicos contra el patrimonio público, desinversión, violación a los derechos humanos y extinción del estado de Derecho, parece tener una posible salida con unas elecciones democráticas.

La bateria de sanciones internacionales que pesan sobre el régimen chavista, sobre la República y sobre Petróleos de Venezuela (en castigo a los atentados contra la democracia y los Derechos Humanos) son citadas por el régimen como justificativa de la aguda crisis crónica de Venezuela.

Pero aliviar las sanciones pasa porque se restituyan derechos humanos vulnerados en Venezuela y por que haya elecciones libres, competitivas y democráticas. Al menos en eso insisten Estados Unidos y algunos de sus aliados internacionales. Algo de eso además estuvo sobre las mesas de las varias veces fracasadas negociaciones entre delegados de Maduro y representantes de la oposición.

Unas elecciones en las que el ciudadano común pueda ejercer su derecho humano a elegir libremente para cargos de administración pública a los ciudadanos que bien le vengan en gana, o que logren calzar en sus expectativas.

Entonces, como no va a ocurrir ni lo uno ni lo otro, la familia venezolana promedio va a seguir sufriendo por largo tiempo esta crisis económica, política y social que mantiene a Venezuela postrada.

«No veo la salida negociada por ningún lado, lo que estamos viendo es exactamente lo opuesto. Creo que el gobierno hizo exactamente lo que se esperaba que fuera a hacer: confirmar la inhabilitación de María Corina Machado», explica para esta nota el analista político Benigno Alarcón, un reconocido experto en procesos y transiciones políticas, que dirige el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

«Obviamente (Luis) Brito no jugaba solo, fue el peón que colocaron para solicitar la aclaratoria, supuestamente», dijo sobre el diputado pro chavista lanzado contra María Corina.

«La realidad del asunto es que esto era más que esperado. No creo que haya grandes cambios en el escenario político», agrega Alarcón, al destacar que el reglamento de las primarias permite que los inhabilitados compitan.

«Eso no lo van a cambiar a mitad de camino, así que ella competirá en las primarias y que sea candidata (presidencial en 2024) o no, va a depender básicamente de lo que ella pueda hacer con ese triunfo», cómo puede movilizar a la gente, ejercer presión sobre el gobierno, incidir para que otros actores hagan presión sobre el asunto…«pero la realidad es que esto no cambia grandes cosas», agrega Alarcón.

Una práctica común

El régimen de Nicolás Maduro ha usado a oscuros perros de presa para inhabilitar a María Corina Machado apelando a la Contraloría General de la República, para arrebatarle sus derechos políticos argumentando asuntos administrativos de cuando ella fue diputada entre 2011 y 2014.

La inhabilitación de oficio es un expediente a menudo usado por el chavismo para atacar a opositores con potencial de llegar a cargos de poder público. De hecho esta práctica ha sido denunciada por organismos defensores de los Derechos Humanos y descritas por observadores internacionales, como los de la Unión Europea sobre las elecciones de gobernadores de 2021.

«El rechazo de candidaturas a través de un proceso administrativo, sin notificación ni motivación explícita, basado en decisiones de la Contraloría General (CG) consideradas como políticamente motivadas, afectó a 15 candidatos del Partido Comunista de Venezuela y al candidato de la Mesa de la Unidad Democrática Freddy Superlano, que poco antes de la decisión de la CG había sido determinado ganador de la gobernación de Barinas por el CNE», recuerda ese informe sobre la elección en ese estado cuna de Hugo Chávez y por eso mismo de alto valor para la supuesta revolución chavista.

Freddy Superlano es hoy candidato a las primarias por Voluntad Popular, acaso el más acosado de los partidos opositores, al que pertenecen el ex preso político Leopoldo López y el hoy exiliado diputado Juan Guaidó, quien fuera reconocido como supuesto «presidente interino» de Venezuela por unas 60 democracias de corte occidental.

Todos los políticos opositores que alguna manera apoyaron a Guaidó están hoy bajo escrutinio y también amenazados de inhabilitación, según han asomado radicales chavistas como el capitán Diosdado Cabello y el civil Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional electa en 2020

«Estas decisiones contradicen el artículo 42 de la Constitución, que establece que sólo una sentencia firme puede suspender el ejercicio de los derechos políticos, así como los principios internacionales para elecciones democráticas», recordaba ese vigente informe de observación de la Unión Europea.

«En una democracia los ciudadanos tienen que tener la libertad para elegir los candidatos de su preferencia. Pero el gobierno de Nicolás Maduro y de Hugo Chávez antes que él han utilizado su control sobre las instituciones para hostigar y enredar a los políticos y partidos que amenazan su permanencia en el poder», destaca el sociólogo David Smilde, profesor de laUniversidad de Tulane, en Nueva Orleans, EEUU, asesor deWOLA (Oficina en Washington de América Latina), una influyente ONG y centro de debates e ideas, centrada en temas de derechos humanos y libertades civiles en esta región.

«Cuando estos mecanismos no funcionan, buscan inhabilitarlos usando su control sobre las instituciones de justicia», agrega desde EE.UU.

Pero, con este temprano pero esperado golpe contra Machado el régimen además se propone torpedear la línea de flotación de las elecciones primarias del 22 de octubre, un proceso que contra todo pronóstico ha estado levantando cierto interés entre una población antes resignada a que aquí no habrá un cambio político por la vía electoral.

Los demás pre candidatos opositores que compiten en las primarias han levantado su protesta contra esa inhabilitación, un expediente que amenaza a cualquiera de ellos.

María Corina Machado tiene adversarios dentro de los propios partidos de oposición tradicionales, cuyos líderes a menudo le han reprochado su supuesta poca conexión con las bases populares, su radicalismo y su estilo de confrontación.

Pero es justamente su estilo frontal y el no tener vínculos con partidos tradicionales lo que parece levantarle más apoyo hoy entre los hastiados ciudadanos comunes.

«El desprestigio del liderazgo de los partidos del llamado G3 (Acción Democrática, Voluntad Popular, y Primero Justicia) ha abierto un amplio espacio político para María Corina Machado», apunta el historiador y analista político alemán Georg Eickhoff, quien ha dedicado años de estudio al caso de Venezuela, donde también vivió.

«No hay sorpresa de que la dictadura intente impedir su candidatura presidencial que por ahora luce como la más auspiciosa superando por supuesto también la de Maduro. Mientras con otros candidatos quedan quizás algunas dudas, es muy baja la probabilidad de que Machado intente negociar su propia candidatura a cambio de estabilizar el régimen de Maduro», explica.

«Es un gran reto para ella manejar la confrontación con el gobierno sobre el plano electoral. Ella mejor que nadie sabe que lo electoral no basta para desplazar a Maduro», agrega para este análisis, ampliando algunas ideas expuestas en su cuenta de Twitter.

Por lo pronto, María Corina Machado sigue su exitosa agenda de giras por lejanas ciudades del interior de Venezuela. Las regiones se llevan hoy la peor parte de una crisis energética, económica y de servicios de la que la orgullosa Caracas ha salido mejor librada.

En sus encendidos discursos, ella deja clara su determinación de seguir adelante y sacar al régimen chavista del medio para construir otro modelo.

En eso nos recuerda el propósito primordial de Hugo Chávez cuando todavía era un folklórico candidato anti sistema: demoler por completo las estructuras del Estado venezolano para levantar uno nuevo.

Los que entonces estaban al frente de las instituciones del Estado y de los poderes públicos; ni los grandes medios de comunicación de la época; ni muchos de los propios simpatizantes y votantes de Chávez, calibraron bien el alcance de esos gritos de guerra por aquellos años.

Hoy los chavistas, mucho más versados en estas historias de cambios radicales, parecen sí creerle, y mucho, a María Corina Machado…por eso pretenden abatirla antes de que agarre vuelo.

El Estímulo