La cifra de las remesas habría superado por mucho los cerca de 2.300 millones que se cree que el país ingresó por exportaciones petroleras en el año de la pandemia. Unas cifras históricas que todos coinciden en que no se repetirán en 2021 por la subida del precio del crudo, aunque los problemas de fondo que han llevado a esta situación siguen vigentes, comenta un reporte publicado por elEconomista.es, de España.

Francisco J. Monaldi, director del Programa Latinoamericano de Energía en el Instituto Baker de la Universidad de Rice en Houston, Texas, coincide con las estimaciones de Bloomberg y añade que «entre la caída del petróleo y las sanciones era muy difícil exportar y los barriles se vendían muchas veces por debajo de los 3 y los 2 dólares«.

«Las últimas sanciones completan un proceso de colapso que lleva años produciéndose» explica Monaldi. «Primero Pdvsa entró en una situación de default y el refinanciamiento ya era una locura, con tasas de interés altísimas». Tras esto afirma que «la entrada en vigor de las primeras sanciones fue un duro golpe al refinanciamiento y el cierre de EEUU como mercado, su destino más importante, lo cambió todo».

Según Monaldi, la caída en los ingresos coincidió con la subida del costo de producción, ligada a las dificultades para importar diluyentes, derivadas de las sanciones. «Sin duda ya había trazada una trayectoria de colapso, pero las sanciones la han acelerado completamente».

En ese punto Venezuela dependía a nivel logístico de Rusia, China y la India, un sistema que generaba menos ingresos pero que aún funcionaba. Sin embargo, «en 2020 se aplicaron sanciones secundarias a estos tres países, que redujeron sus compras de manera dramática. Este último año han rediseñado su sistema», pero han necesitado tiempo con las exportaciones a mínimos y con el precio del barril por los suelos.

In this Feb. 18, 2015 photo, storage tanks stand in a PDVSA state-run oil company crude oil complex near El Tigre, a town located within Venezuela’s Hugo Chavez oil belt, formally known as the Orinoco Belt. U.S. petroleum exports to Venezuela, much of it fuel additives to dilute the country’s heavy crude, have grown 12-fold in the past decade as domestic refineries go unmaintained. (AP Photo/Fernando Llano)

Para hacer frente a esta situación, Maduro se encomendó (al menos en sus discursos) a los inversores extranjeros, a los que invitaba a producir a cambio de grandes beneficios. Una solución que ayudaría a esquivar las sanciones y solucionaría muchos de sus problemas. Sin embargo, de momento ha sucedido todo lo contrario. Hace escasos meses varias empresas han anunciado que abandonan el país por la delicada situación.

Tres presidentes de Pdvsa ya han hablado abiertamente de abrir el mercado al extranjero.

Monaldi afirma que «hay quien apunta a que los militares son quienes se oponen a esta medida». Varios altos cargos del ejército han ido copando puestos relevantes en Pdvsa de un tiempo a esta parte. Destaca la designación como vicepresidente de la empresa pública al teniente coronel Antonio Pérez el año pasado.

El último paso en este sentido fue la creación de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas. Según el decreto que les daba esta concesión, esta empresa se encargará de «todo lo relativo a las actividades lícitas de servicios petroleros, de gas y explotación minera en general, sin que esto implique limitación alguna».

Diversos expertos opinan que esta empresa paralela al servicio de Pdvsa podría encontrar problemas si entran a competir firmas extranjeras. Desde la oposición creen que esta nueva iniciativa corresponde al interés de Maduro por tener la simpatía del sector militar y de esa forma blindarse en el poder.

«Con el control absoluto de la Asamblea Nacional, no tiene sentido que no se tomen medidas si así quieren hacerlo», destaca el profesor Monaldi. De momento, no se ha aprobado ninguna ley para que los actuales accionistas minoritarios puedan hacerse mayoritarios y puedan extraer crudo por sí mismos.

Según la OPEP, Venezuela estaría exportando ahora mismo cerca de 700.000 barriles diarios, muy por debajo de su ‘época dorada’. Sin embargo, se trata de una cifra mucho mejor que la que ha dado el ministro del Poder Popular de Petróleo venezolano Tareck El Aissami, que apuntaba por debajo de los 400.000 barriles diarios, niveles de la década de 1930. Otros productores, como Arabia Saudí, exportan de media cerca de 10 millones de barriles diarios.

Además desde el Instituto Baker destacan que, con una eventual bajada leve de sanciones, las empresas chinas podrían responder al llamado de Maduro y acudir a tropel a sacar petróleo del país. «China tiene un proyecto muy grande que dispararía la producción». Añade que el gigante asiático «importa cada vez más crudo y con los precios actuales, Venezuela podría ser interesante a pesar de todas las sanciones».

Cón información de Banca y Negocios