Los padres tienen la responsabilidad de mantener a sus hijos, pero también de enseñarles las habilidades prácticas y psicológicas que necesitarán para ser adultos responsables. ¿Por qué hay que disciplinarlos?
Içami Tiba es hijo de inmigrantes japoneses, se graduó en medicina en la Universidad de São Paulo y se especializó en Psiquiatría en el Hospital de Clínicas. Fue psiquiatra, columnista, conferencista y escritor de más de 40 libros sobre educación familiar y escolar. Impartió cursos en Brasil y en el exterior. Sus obras se han convertido en referencias a educadores, otros psicólogos, psiquiatras e incluso familias.
El libro ‘Padres y educadores de alto rendimiento’ es de su autoría sobre la educación de niños y jóvenes. En él, Içami reflexiona sobre cómo los padres que no definen límites y reglas para sus hijos terminan criando adultos que serán apoyados por el resto de sus vidas.
Al tener hijos, los padres establecen sus expectativas y tratan de modelar el comportamiento apropiado de ellos. A menudo recompensan la obediencia y el respeto, y pueden usar la disciplina para corregir a un niño que actúa de manera inapropiada o insegura.
¿CÓMO MANTENER LA DISCIPLINA?
Alcanzar esos objetivos requiere establecer una relación segura e introducir una disciplina apropiada para la edad.
Generalmente, cuando las personas piensan en la disciplina en las familias, sus pensamientos se vuelven hacia el castigo: tiempos fuera, castigo, negación de ciertos privilegios, etcétera. Pero la disciplina, según muestran consistentemente las investigaciones, es a menudo más efectiva cuando es positiva y se enfoca en enseñar y obtener recompensas evitando el castigo.
RECOMPENSA A LOS NIÑOS
Los elogios y las recompensas pueden hacer que un niño sienta que el amor de sus padres es condicional: pueden obsesionarse con los logros y evitar cualquier actividad en la que tengan que esforzarse más y correr el riesgo de fracasar. Como resultado, pierden oportunidades para crecer y probar cosas nuevas. Los elogios y las recompensas resultan más útiles cuando se reparten en pequeñas dosis o para algo en particular. Los padres encontrarán que el estímulo positivo y la disciplina son formas más efectivas de lograr que su hijo se comporte bien. En respuesta, los niños desarrollarán una mentalidad de crecimiento y una mayor confianza en sus propias habilidades, lo que solo los beneficiará a medida que se conviertan en adultos.
LLEVARLOS AL ÉXITO
La disciplina es algo difícil aún para un adulto, pero los niños lo pueden hacer mejor siempre y cuando pongamos atención y se refuercen las conductas positivas. En este caso encontrarás conductas creadas por Içamque te ayudarán a identificar si le estás dando poca o mucha libertad para vivir, es decir cuestionar si están criando hijos sin límites:
- Resolver por el niño lo que puede hacer por sí mismo.
- Dejar pasar respuestas groseras y falta de respeto hacia los demás.
- No penalizar el incumplimiento de las obligaciones.
- Estar de acuerdo con todo lo que hace y dice el niño para no molestarlo.
- Permitir que el niño imponga sus deseos inapropiados a todos.
- Creer que “ni siquiera sabe lo que hace”.
- Permitir que el niño gaste el dinero de su comida en otras cosas.
- Asumir la responsabilidad de lo que hace su hijo.
- Tener que repetir la misma orden muchas veces.
- Hacer silencio cuando se da cuenta de que el niño ha falsificado la firma de sus padres.
- Conspirar con su delincuencia.
- Dar “palizas pedagógicas”.
- Tener que subcontratar la educación de los niños.
- Permitir que los niños hagan en el hogar lo que no deberían hacer en el entorno social.
- Ignorar que el niño tiró basura al piso.
- Justificar los fracasos de los niños como errores de otros.
- Aprovechar personalmente cualquier ventaja que tenga por el niño.
- Minimizar el cumplimiento de las reglas y órdenes establecidas.
- Tolerar mentiras, traiciones, pequeños robos.
- Inventar excusas para los propios errores del niño.
¿Estás estableciendo los límites de manera suficiente?
Tomado de bioguia.com