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Los zapatos de la dignidad | por Claudio Zamora

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El calzado en la historia se ha transformado en un objeto de culto, Neruda en sus memorias afirmaba que no entendía ese raro encanto que genera en las personas esos objetos de cuero, que las personas se agolpan en las vidrieras de las zapaterías más en que ningún otro tipo de negocio para admirar y desear los modelos en exhibición. No hay otra prenda de vestir que diferencie la condición social y económica del portador que unos zapatos, desde la crépida que era la clásica sandalia griega y romana de suela y correas, al calceus que era el mocasín de los ciudadanos romanos, existía el pero que era una versión del calceus pero burda y rustica para la plebe, algo así como los Nike Colombianos jajajaja, y así por la historia los zapatos finos y acabados para los pudientes y las sandalias rusticas y ordinarias para los pobres, hasta nuestros días. En Venezuela más que en ninguna parte que conozca los zapatos son artículos de encanto, existe infinitas variedades, modelos, colores y clases, cuando Hablo de clases los fabricantes de imitaciones han categorizado sus productos en imitaciones y replicas ¿? Y a las mismas le han puestos nuevas categorías, entonces puedes conseguir una réplica triple A que según ellos es lo más cercano al modelo original por menos de un tercio del precio, por ejemplo las Nike Jordan en Amazon marcan sin envío 129$, en una tienda de buhoneros de cualquier mercado de Caracas salen en 30$ y en las tiendas online de calzado colombiano hasta en 20$ es decir, en Venezuela te puedes disfrazar con imitaciones gringas por muy bajo costo. El problema real es que hay oficios y profesiones que no permiten ni siquiera el lujo de comprarse un par de zapatos de los más baratos. El profesor Universitario José Ibarra se volvió tendencia en twiter hace unos años por enseñar sus zapatos rotos con los cuales iba todos los días a impartir clases a la UCV, fue tantas las muestras de apoyo recibidas que decidió crear la fundación Zapatos Por la Dignidad donde comenzó a recibir aportes de ropa, comida, calzado y dinero para los profesores universitarios que no sobreviven con su sueldo de 30 dólares mensuales, como no sobrevive el 80% de la población asalariada en Venezuela y les ha tocado en realizar varias labores productivas para redondear ingresos que le permitan comer con regularidad o meter dos mudas de ropa en un morral y salir a pie por la frontera y adentrarse en la peligrosa selva del Darien para huir del hambre y la miseria, ya más de 6 millones han optado por esa opción y no los veo arrepentidos pese a la propaganda del gobierno con el programa vuelta a la Patria, que utilizan algunos vivos para venir gratis a visitar a sus familiares y luego regresarse al lugar de salida. El pasado 29 Nicolás ofreció a los maestros para el inicio del año escolar subsidiar bolsos de cuero y zapatos de 9 Bolívares, algo más de un dólar que serán descontados por la miserable nomina de cobro. Las reacciones no se hicieron esperar, sobre todo cuando señala que ya tenía acuerdos con industriales del calzado y exhibieron algunos modelos que provocaron risa de la audiencia, se le olvida a Nicolás que nuestras mujeres son todas modelos en potencia y jamás se pondrán unos zapatos que parecen a los que usaban los Mosqueteros de Alejandro Dumas o con que las abuelitas hacían la primera comunión, tampoco maestros rurales que deben caminar algunos kilómetros para llegar a las escuelas y al primer palo de agua pasen como los zapatos de Manacho que eran de cartón y se deshacen. Los bolsos parecen las capoteras de la guerra de la independencia y solo le faltan los bolsillos para meter el papelón y el casabe jajajajaja. Y aquí voy a replicar a la valiente dirigente gremial del magisterio Elsa Castillo ¿Nicolás porque no le pagas lo justo a los educadores para que compren los zapatos y los bolsos que les dé la gana donde y cuando quieran? Esos zapatos y bolsos serán como el bolsito tricolor, una raya para el que lo porte, escríbelo. Seguiremos conversando.
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