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La vuelta de la risa. Por Claudio Zamora

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Esta semana vivimos en nuestra ciudad uno de los capítulos más vergonzosos en materia deportiva de los que se tengan memoria, si bien es cierto que la pandemia paralizó cualquier actividad de deporte masificado, no es menos cierto que poco a poco se trataba de recuperar la normalidad perdida, la gente regresaba a los estadios, los hipódromos recobraron sus programas regulares, las ligas de futbol profesional cumplían su calendario y nosotros participábamos en cuanto torneo se organizara a nivel regional como fue el caso del sofbol y futbol femenino. En la ciudad se decidió albergar uno de los circuitos de lo que dio en llamar La Vuelta a Venezuela una pésima copia de los grandes eventos ciclísticos como la Vuelta a Colombia, y ni cercano a los emblemáticos Vuelta Francia o Giro de Italia, desde el comienzo se pudo apreciar la enorme improvisación y la poca preparación de las autoridades políticas y deportivas para organizar tan siquiera un torneo de domino para jubilados. En primer lugar es sincero decir que en nuestra ciudad lo último que podría organizarse es precisamente una prueba ciclística de ruta, la delicada estructura de una bicicleta de alta competencia compuesta de policarbonatos de alta resistencia, metales livianos, tubulares y otros avances tecnológicos con un valor de varios miles de dólares, como la Cervelo marca preferida de los equipos españoles que tiene un valor sin implementos adicionales de 15 mil dólares, significaba un suicidio ponerlas a rodar por los cráteres de nuestras vías como efectivamente quedo comprobado. La organización de eventos deportivos requiere de toda una planificación que de manera integral proteja tanto el espectáculo como a quienes no participan del mismo, máxime si vamos a utilizar las vías públicas que no son del gobierno si no de todos los ciudadanos. Los dos días que duró el evento fue una manicomio la Ciudad, fue paralizada la circulación de manera transversal en la única avenida que cruza la Ciudad de Este a Oeste y la parte en dos entre la zona céntrica, administrativa y comercial, con la otra que es la zona residencial, nadie publicó una mapa del circuito, no hubo la previsión de informar horarios y zonas afectadas, tampoco hay periódicos impresos donde publicitar el evento, los pocos improvisados con paginas digitales con ínfulas de New York Times que sólo sirven para halar bola al gobierno, desconocían los detalles y las radioemisoras sólo reproducían el descontento y caos de la ciudad al no tener información clara de los desvíos o rutas alternas, cientos de vehículos trancaban las vías cercanas al circuito, tratando de llegar al distribuidor Las Banderas único sitio habilitado de manera temporal para cruzar de norte a sur la ciudad y poder llegar a sus hogares. La carrera en sí fue otro circo, al no existir barreras de contención en los sitios más concurridos ni siquiera cintas de advertencia el público se atravesaba en ruta, invadía el canal de circulación para lograr una foto y hasta tocaban y halaban a los ciclistas que pasaban en sus cercanías, me imagino la cara de sorpresa de los competidores internacionales con esas muestras de ignorancia de parte del público y la falta de control por parte de los organizadores, lo único que falto fue pedirle la cola montados en el palito como hacíamos en nuestra niñez- adolescencia, allí se dieron las primeras rodadas, las siguientes se originan por la terrible decisión de tratar de tapar los huecos de la vía con lonas de colores, si así como lo oye, dispusieron de trozos de tela para cubrir huecos y depresiones que disimularan la vergüenza de tener unas calles destrozadas, tomando en cuenta que eligieron la menos maltratada eso eran trampas de cazadores, solo faltaban el colchón de flechas donde cayeran ensartados, para cerrar con broche de oro y tratar de cubrir la junta de dilatación del Puente Angostura con una lona roja a todo el ancho de la vía, con la pésima suerte que una ráfaga de viento la levanto al paso de la caravana provocando unas rodadas masivas que debe haber sido grave porque fue descendiendo en la bajada norte para salir de la ciudad y circulaban a una velocidad considerable, en resumen dimos un triste espectáculo como circo pueblerino y desconocedores de la organización de actos de envergadura, en cualquier país que se precie ya estuviese removido todo el tren encargado de la organización, pero aquí el Gobernador para disfrazar anuncia un nuevo giro pero del Estado, me imagino será de bicicross para aprovechar las destrozadas calles y los huecos para los saltos y piruetas. Seguiremos conversando. [email protected]