La práctica es tan fundamental como la teoría; y, las dos se complementan. Una clara evidencia de esa realidad la podemos ver en el libro sobre la práctica del Liderazgo Adaptativo de Heifetz et al. (2009), el cual apoya de manera significativa su teoría, expuesta en “Liderazgo sin límites”, una obra que marcó hito en los libros sobre liderazgo organizacional y político. Pero, de la mano con los aspectos teóricos y prácticos, viene la tecnología, para hacer posible la implementación de soluciones. En el caso concreto de la puesta en práctica del liderazgo adaptativo ofrecemos, al universo empresarial, académico y social, la Tecnología Social Adaptativa e Inteligente (SAI).
La Tecnología Social SAI es adaptativa, porque permite al usuario experimentar, en la búsqueda de soluciones, a partir de situaciones existentes y en el análisis de posibilidades realistas. Para lo cual hace uso de un sociograma del sistema social bajo estudio, analizando la estructura de la red de relaciones interpersonales, en distintos niveles y considerando varios tipos de enlaces, según el caso. Además, la Tecnología Social SAI es inteligente, por cuanto las investigaciones efectuadas, a través de técnicas de Análisis de Redes Sociales (ARS), se basan en la constante actualización de datos (demográficos, socioeconómicos, etc.) de los interesados del proyecto.
La clave del éxito, en procesos de cambios adaptativos, está en que el liderazgo organizacional debe ser capaz de orquestar las múltiples prioridades de la totalidad de los stakeholders; por lo tanto, el diagnóstico del sistema social es el primer paso y se logra a través de la observación, interpretación (desarrollo de hipótesis) e intervención, de manera iterativa (Heifetz et al. 2009). Por eso se dice que la práctica del liderazgo adaptativo se caracteriza por usar el debido tiempo para hacer las observaciones necesarias, interpretar correctamente la realidad y luego actuar; todo ello sólo posible si se logra establecer una conexión con los valores y creencias de la gente con quien estamos compartiendo objetivos y metas, no otros que los interesados del proyecto.
Además, el líder debe tener la habilidad de inspirar a la gente, siendo auténtico. La capacidad lógica no es suficiente, en la mayoría de los casos, porque los argumentos no siempre logran ser comunicados de manera efectiva. La empatía hacia los colaboradores inmediatos y aquellos con quienes indirectamente interactúa el líder, es quizás el elemento más importante para crear capital social, fortaleciendo lazos de confianza. En consecuencia, cuando los interesados de los proyectos están inspirados y pueden comprobar personalmente los resultados obtenidos por la organización, crece la red de apoyo al líder y la sensación de éxito se contagia socialmente.
La Tecnología Social SAI permite la creación de redes simultáneas de apoyo al líder, dentro de un mismo proyecto (grupos) o en distintos proyectos (comunidades), conformando un portafolio de proyectos. Crecer, sostenidamente, a través de estas redes de relaciones interpersonales, incrementa el capital social, individual y colectivo, en cada oportunidad que exista para producir cambios adaptativos, en nuestras vidas personales o en las organizaciones con las cuales nos vinculamos. Cualquier persona puede lograrlo. Es tan sencillo como elaborar una lista, con los nombres de las personas con quienes interactuamos en las distintas facetas de nuestras vidas y asignarlas a proyectos de nuestro interés personal, definidos a través de la Tecnología Social SAI, con objetivos y metas concretas. Inténtalo; y, al poco tiempo, verás cambios en tu vida.
Referencia:
Heifetz, R. et al. (2009). The practice of adaptive leadership: Tools and tactics for changing your organization and the world.
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