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A 20 años del 11 abril, José Manuel Puente: Ese terrible episodio enseña que los atajos en política y economía “son un mal negocio”

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El economista habla de un desempeño mediocre entre los años 2000 y 2004, que precipitaron los deseos de algunos grupos que tomaron atajos. “Cambiaron la historia de este país y todavía estamos pagando las consecuencias”. Sentencia además: “No hay golpe de Estado bueno”

José Gregorio Yépez

“Las sociedades que tienen apuros históricos y toman atajos terminan pagando precios muy altos y ese fue el gran error del 11 de abril. Tenemos que aprender de este evento histórico si queremos que generar una transición institucional y un cambio político en Venezuela”.

La afirmación la hace el economista José Manuel Puente, quien sostiene que “las sociedades democráticas resuelven sus problemas a través de vías institucionales, electorales. Con mecanismos de resolución de conflictos. No con golpes de Estado”.

Al mirar el peso que tuvo el tema económico en estos eventos, José Manuel Puente habla de malos resultados en el área durante los primeros años del gobierno de Chávez, que moldearon una percepción muy baja del desempeño de su gestión.

“En 2000 el crecimiento del PIB fue de 3,6% y en 2001 se ubicó 3,39%. En 2002 la economía se contrajo 8,86% y en el 2003 también cayó 7,75%. Es decir, se perdieron 16 puntos en dos años. Teníamos un desempeño macroeconómico muy pobre, pero además una inflación muy alta. La más alta del mundo, lejos de la hiperinflación, pero de dos dígitos. Además había una gestión muy incompetente, corrupta y clientelar”, dibuja en su escenario el profesor titular del IESA, profesor invitado de las universidades de Oxford, IE-Madrid y Salamanca

Insiste en la percepción de la gestión de Chávez y sustenta su argumentación en las encuestas del momento que registraban una “caída estrepitosa” de su popularidad.

Se cambió la historia

 “Si hubiéramos tenido la paciencia y jugado dentro de las reglas institucionales democráticas. Si hubiésemos esperado a un referéndum revocatorio o una elección, en mi opinión, Chávez hubiera sido derrotado. En ciencias sociales los contrafactuales muy debatibles, es decir: ‘si yo hubiera hecho esto, seguramente esto otro habría pasado’. Científicamente no es lo más riguroso, pero es una  hipótesis de trabajo interesante”, sostiene Puente.

Sobre este mismo aspecto sostiene que: “La gran lección que nos deja el 11 de abril es que los atajos en política y en economía son un mal negocio. Las sociedades tienen que tener paciencia y seguir el camino institucional, democrático electoral para generar cambios”.

Al evaluar los hechos con la distancia de 20 años recuerda que “después de este evento catastrófico para la sociedad venezolana, Chávez salió fortalecido políticamente, regresa al poder de manera heroica y termina reforzado”.

Destaca el economista que luego de estos eventos los precios del petróleo comenzaron a dispararse al alza. Esta variable exógena vino a completar un escenario que fortaleció la imagen de Chávez y “lo convierten en una especie de Supermán. En un presidente muy popular por haber regresado de la muerte política, pero ahora con una chequera poderosa”.

“Esos dos eventos cambiaron la historia de Venezuela para siempre. Hicieron que un político burdo, incompetente, con una gran verborrea, pero sin conocimiento ni mayor idea de lo que tenía que hacer con el país, que nunca logró rodearse de gente competente en su gabinete, gobernara por muchos años más”, afirma Puente.

En su análisis señala que “la mala gestión económica de Hugo Chávez y lo mal que le iba en las encuestas, lo hubiesen hecho perder el poder tarde o temprano, pero se perdió la paciencia. Se optó por el camino equivocado que es la ruptura constitucional, democrática, electoral tratando de dar un golpe de Estado y además desde el mundo empresarial, el peor de los golpes de Estado que puede dar”.

”En mi opinión no hay golpes de Estado buenos y golpes de Estado malos. Todos los golpes de Estado, los de la derecha y los de la izquierda, los de los autócratas y los dictadores. Los de la sociedad civil organizada junto a empresarios y militares. Todos los golpes son malos”, afirma con vehemencia.

-¿Al regreso de Chávez se le pasa factura al sector empresarial?

-No se si hay una factura hacia el mundo empresarial, pero lo que sí es cierto es que la revolución ha preferido hacer negocios con empresas internacionales, antes que con empresas venezolanas. Lo ves con la eliminación de aranceles y derechos de aduanas a los productos importados que hace que estos compitan de manera desleal con los productos nacionales.

-¿Hay que proteger a los nacionales?

-No estoy pidiendo protección para los grupos nacionales. Lo correcto es la igualdad de condiciones para que compitan. La idea es que el mejor productor de bienes y servicios sea el que gane la batalla y que al final el consumidor final pueda acceder a productos de mejor calidad y a mejor precio. La lógica central de una política económica es que se maximice el bienestar de la población.

-¿Todavía están pagando las consecuencias del 11 de abirl?

-Yo no sé si eso se puede llamar una factura, pero lo que sí es cierto que Hugo Chávez cambió su actitud ante las empresas venezolanas, hacia el capital venezolano. La manera como cambió su manera de actuar hacia la empresa venezolana es un error que todavía estamos arrastrando. El sector manufactura no ha podido recuperarse y no se va a recuperar mientras persistan las políticas arancelarias actuales, con un tipo de cambio abiertamente apreciado que destruye manufactura industrial, agroindustrial, en detrimento de la producción nacional favoreciendo los productos importados.

Finalmente, Puente señala: “Yo tengo 22 años batallando por una transición en Venezuela, pero siempre lo he hecho desde la institucionalidad, desde la democracia, desde el respeto a las libertades y dentro del juego democrático. Es la única forma de generar un cambio histórico y empezar la reconstrucción del país que destruyó la revolución en los últimos 22 años. Hay que tener paciencia y hacer las cosas bien, por el camino institucional y democrático, para lograr una transición real y duradera”.