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Aciertos, desaciertos, avances y retrocesos: Reconocimiento internacional de Juan Guaidó y su gobierno encargado luego de tres años, ¿evolución o involución?

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Los Comisionados Presidenciales para las Relaciones Exteriores de Juan Guaidó, el saliente Julio Borges, y la encargada actual Isadora Zubillaga, evalúan para Crónica.Uno los aciertos, desaciertos, avances y retrocesos de la política exterior del gobierno interino, a tres años de su instalación. Coinciden en que el mayor acierto ha sido sumar el apoyo de las principales democracias del mundo a la búsqueda de una salida a la crisis venezolana. Para Borges, el principal error fue la incapacidad del gobierno encargado para adaptarse a los cambios geopolíticos; para Zubillaga, la dificultad reiterada para entender “la naturaleza criminal del régimen venezolano”.

Maru Morales P. @morapin

Caracas. De 59 países que llegaron a reconocer a Juan Guaidó como el presidente legítimo de Venezuela en su mejor momento en 2020, hoy, a tres años de su juramentación con apoyo de la Asamblea Nacional, son menos de 15 los Estados que confieren a sus representantes diplomáticos la categoría de embajadores plenipotenciarios.

Estados Unidos, Colombia, Brasil Canadá, Costa Rica, Guatemala, Paraguay, Ecuador y la Organización de los Estados Americanos; mientras que el caso de Reino Unido es particular porque pese a no haber en este momento un representante enviado por el gobierno encargado, ese país ha reconocido a Guaidó como el presidente legítimo de Venezuela en los juicios sobre la protección del oro.

Aunque desde el punto de vista práctico ello no significa que las otras 50 naciones hayan dejado de reconocer el liderazgo de Guaidó frente a un sector de la oposición venezolana o que hayan dejado de acompañar la lucha por la restitución de la democracia, el retorno del respeto a los derechos humanos y el fin de la emergencia humanitaria, sí habla de un enfriamiento del tema venezolano en la agenda internacional.

A propósito de cumplirse tres años de la juramentación de Guaidó como presidente encargado de Venezuela, Crónica.Uno conversó con dos figuras clave de la construcción de la política exterior del gobierno encargado: el excomisionado presidencial para las Relaciones Exteriores, el diputado de Primero Justicia, Julio Borges; y la actual comisionada presidencial encargada de las Relaciones Exteriores, y representante diplomática ante el gobierno de Francia, cofundadora de Voluntad Popular, Isadora Zubillaga.

En enero de 2019, Borges fue nombrado embajador del gobierno encargado ante el Grupo de Lima y posteriormente en agosto se le nombró comisionado presidencial para Relaciones Exteriores; mientras Zubillaga fue designada en febrero como representante diplomática del gobierno encargado ante la república de Francia y en septiembre como subcomisionada presidencial para Relaciones Exteriores.

Luego de la renuncia de Borges al cargo de comisionado presidencial el pasado mes de diciembre, Zubillaga pasó a ocupar estas funciones hasta que se produzca la reestructuración del servicio exterior que ordenó la reforma del Estatuto para la Transición, el pasado 3 de enero.

Julio Borges acompañó a Juan Guaidó en 2020 durante su visita a Colombia
Cómo se llegó a 2019

¿Por qué no son más los países que reconocen a Guaidó como presidente?, ¿qué ha pasado realmente con los apoyos internacionales?, ¿en materia de política exterior y relaciones internacionales el gobierno encargado ha evolucionado o involucionado en estos tres años? Veamos.

Entre enero y febrero de 2019, las principales democracias de América y Europa, encabezadas por Estados Unidos, Canadá, Colombia, Brasil, Reino Unido y Francia; pasando por democracias asiáticas como Japón, Corea del Sur e Israel, e incluso Australia en Oceanía y Marruecos en África, no dudaron en manifestar su reconocimiento al nuevo líder venezolano, que invocando una interpretación de la Constitución con aval del Parlamento que él mismo presidía, alzó su mano derecha frente a una multitudinaria concentración de personas en una calle de Caracas y se juramentó como presidente de Venezuela.

Pero ese momentum no surgió de manera espontánea, sino que fue resultado de un trabajo sostenido que se comenzó por lo menos desde 2016 desde la Asamblea Nacional opositora electa el año anterior, a través de la denominada diplomacia parlamentaria.

En esa estrategia, el apoyo de la Organización de los Estados Americanos y la beligerancia de su secretario general, Luis Almagro, fueron esenciales en el hoy lejano 2016 para mostrarle al resto del mundo la naturaleza del gobierno de Nicolás Maduro, no solo en términos de socavamiento de la democracia, sino en la vulneración de los derechos humanos más básicos de los venezolanos: a la vida, a comer, a la salud, a una vivienda, a un trabajo digno.

“Cuando Guaidó asume la presidencia de la Asamblea Nacional, el 5 de enero de 2019, había un trabajo previo que él recibe. El 4 de enero el Grupo de Lima dio el primer desconocimiento a Nicolás Maduro y eso fue producto, sobre todo, de no haber firmado en República Dominicana, lo que llevó al mundo entero a deslegitimar la elección presidencial fraudulenta de mayo de 2018. Ese reconocimiento internacional que se logró fue una escalera que se fue construyendo poco a poco”, afirmó Borges.

Un primer año sólido afuera, tambaleante adentro

No obstante, los traspiés internos de la estrategia del quiebre planteada por Voluntad Popular, Juan Guaidó y su mentor político, Leopoldo López, así como las continuas e históricas fricciones entre los líderes de los partidos del G4 golpearon la popularidad interna de Guaidó ese primer año.

La brutal represión gubernamental contra el intento de ingresar ayuda humanitaria en febrero; el fracaso del llamado a rebelión militar de abril; las denuncias de junio sobre mal manejo de recursos para atender a los militares venezolanos que huyeron a Colombia; los primeros señalamientos sobre la partidización de la administración de Monómeros en noviembre, fueron mellando la confianza popular en la capacidad de Guaidó y su gobierno para llevar a término el llamado mantra de los tres pasos.

De una popularidad de 62,1 % en febrero de 2019, Guaidó cayó a menos de 40 % al final de ese año. Hoy esa popularidad interna ronda 16 % según la última medición de Datanálisis de 2021.

Pero en el plano externo, esos eventos no desbalancearon el respaldo diplomático a Juan Guaidó y al contrario, el número de países que le apoyaban aumentó todavía un poco más, de 57 que lo reconocían en julio de 2019 a 59 para mediados de 2020. Y es que ese ímpetu internacional por intentar ayudar a Venezuela a regresar a la ruta democrática y a solventar la crisis humanitaria compleja se vio reforzado de manera impactante entre enero y febrero de 2020, con la gira internacional que llevó a Guaidó a Colombia, al Foro Económico Mundial de Davos y de allí a ser invitado especial del presidente de Estados Unidos en el tradicional discurso sobre el estado de la Unión, en la Casa Blanca.

Zubillaga considera de hecho que la gira en sí misma fue uno de los tres principales logros en materia internacional del gobierno interino:

“Primero, el alcance del reconocimiento del mundo democrático, desde Japón pasando por Europa hasta Estados Unidos y Canadá, algo que ni siquiera se vio después de la Segunda Guerra Mundial. Segundo, la gira internacional de 2020 que en apenas días lo llevó a reunirse con los principales líderes de Europa luego a participar en Davos y cerrar en el Discurso del Estado de la Unión, eso fue algo épico, por la proyección internacional que le dio a la situación venezolana. Y tercero, aunque aún falta mucho por hacer, está la gestión humanitaria y el haber logrado visibilizar lo que sucede. Sin el gobierno encargado y la legitimidad internacional que le ha dado a la lucha por la democracia, la historia hoy sería distinta”.

La pandemia

Pero entonces llegó marzo de 2020, la declaratoria de pandemia, las medidas de aislamiento, el cierre de fronteras y sobre todo, el cambio global de prioridades de los gobiernos y también de la gente. Los países aliados del gobierno encargado no le retiraron su apoyo a la lucha venezolana ni el reconocimiento a Guaidó, pero se enfocaron en controlar lo más exitosamente posible a un virus que cada tanto se renueva y obliga a ajustar una y otra vez las estrategias para enfrentarlo.

Para enero de 2021, cuando constitucionalmente finalizaba la legislatura del Parlamento electo en 2015, los aliados entraron en un dilema que los obligaba a seguir reconociendo al gobierno encargado y a esa Asamblea Nacional pese al fin del período constitucional de ésta última, o pasar la página y plantearse una nueva estrategia.

Entonces se produjo el segundo golpe más fuerte que ha recibido el gobierno encargado en el plano externo: la Unión Europea en pleno anunció que en lo adelante mantendría “su compromiso con todos los actores políticos y de la sociedad civil que luchan por devolver la democracia a Venezuela, incluido en particular Juan Guaidó y otros representantes de la Asamblea Nacional saliente electa en 2015″; no sin antes condenar y desconocer el resultado de la elección legislativa fraudulenta de diciembre de 2020.

Zubillaga matiza esta decisión al asegurar que la UE como bloque nunca le llegó a dar a Guaidó el reconocimiento como presidente encargado porque para ello necesitaba el consenso de sus 28 miembros (luego 27 con la salida de Reino Unido) y ellos nunca se logró. Entonces lo que había hasta entonces era el reconocimiento de los gobiernos de forma individual. Un reconocimiento que le dieron todos desde el principio excepto Chipre e Italia que finalmente se decantaron por reconocerle como presidente de la Asamblea Nacional.

Pero lo cierto es que mientras los 27 países de la UE tomaron esa vía (incluso Alemania oficializó en una declaración de un portavoz de su ministerio de relaciones exteriores el no reconocimiento a Guaidó como presidente de Venezuela), otros 8 países que aún quedaban activos en el Grupo de Lima optaron ese mismo enero de 2021 por mantener su reconocimiento a la Asamblea Nacional de 2015 y a Juan Guaidó como su presidente, pero no como presidente encargado de la república.

El estancamiento
En el marco de la 74 Asamblea General de la ONU, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, participó junto a Borges y una docena de presidentes latinoamericanos en una cumbre sobre la crisis venezolana. Foto cortesía Prensa Vecchio

Consultado sobre el proceso y las causas de la pérdida de apoyo internacional, Borges puntualiza dos elementos: uno, que si bien un grupo importante de países ha decidido dejar de reconocer la existencia de un presidente y un gobierno encargados en Venezuela, ello no merma su respaldo y compromiso con la lucha de los venezolanos por la restitución de la democracia; e incluso como ya se mencionó, optan por reconocer a la Asamblea Nacional electa en 2015 como única institución legítima del país.

Por ejemplo, en junio de 2021, la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos se alinearon en el compromiso de continuar en la búsqueda de soluciones a la crisis nacional en el marco de negociaciones políticas que apuntaran a elecciones confiables. Menos de dos meses después se confirmó un nuevo proceso de negociación política entre la Plataforma Unitaria y Miraflores en México. Un triunfo parcial –ya que el oficialismo se levantó del mecanismo en octubre– de ese compromiso global por encontrar una salida para Venezuela.

En segundo lugar, Borges sostiene que a las causas externas de esos cambios de postura de los países, hay que sumar causas inherentes al propio gobierno encargado:

“Desde el primer día advertimos sobre el riesgo de convertir al gobierno interino en un fin en sí mismo. Allí entra por supuesto el problema con el manejo de los activos en el exterior que ha distraído al gobierno interino su tarea central. Eso ha sido un error garrafal. Por otro lado, en la medida en que no ha habido capacidad de adaptación se ha limitado el apoyo internacional. Hoy la comunidad internacional ha cambiado, el mapa de América Latina, que era completamente resteado en 2019, ha cambiado, pero el gobierno encargado no. La pelota está de nuestro lado, porque todo ese apoyo que se logró se seguirá debilitando sin un relanzamiento de este proceso”.

Al día de hoy, Borges ubica ese reconocimiento pleno al gobierno encargado y a Guaidó como su presidente en tan solo nueve países y a la Organización de Estados Americanos:

“El apoyo a la lucha de los venezolanos se mantiene. Eso no ha mermado. Lo que ha mermado es el reconocimiento al gobierno interino. Algunos países reconocen a la Asamblea Nacional y a Guaidó como su presidente, estos son los más; otros reconocen a la AN y a Guaidó como presidente encargado. Estos últimos hoy son pocos: Estados Unidos, Colombia, Brasil, Ecuador, Canadá, Reino Unido, Costa Rica, Guatemala y Paraguay. En Europa, por ejemplo, lo que ha habido siempre es un reconocimiento no a Guaidó sino a la Asamblea y nuestros representantes allá son representantes de la Asamblea”.

Cada país aplica un criterio
Juan Guaidó no ha logrado el reconocimiento de su gobierno encargado en la ONU, pero sí en la OEA. Foto Maru Morales P

Pero desde el gobierno encargado Zubillaga sostiene que no se puede hablar de una pérdida del apoyo internacional al gobierno encargado y a Juan Guaidó como presidente encargado; sino que el tema debe analizarse desde las distintas interpretaciones que cada gobierno hace de la situación venezolana.

Es por ello que cuando se le solicita el listado actualizado de países que reconocen a ambas instancias, tanto el equipo de Comunicaciones Presidenciales y como la propia Zubillaga recurren a un listado de 55 países, incluyendo a todo el bloque de la Unión Europea y el Grupo de Lima, cuyas posiciones ya explicamos antes.

“La respuesta es sencilla y compleja al mismo tiempo porque el reconocimiento se mantiene en prácticamente todos los países pero con matices distintos. Unos reconocen al presidente Guaidó como legítimo presidente del gobierno. Por ejemplo, Reino Unido y Estados Unidos, y otros como presidente de la Asamblea Nacional legítima, por ejemplo, Italia. Para la Unión Europea, además, Guaidó es el interlocutor privilegiado y sus embajadores tienen reconocimiento diplomático”, dijo Zubillaga.

Sin embargo, de acuerdo con el seguimiento que ha hecho Crónica.Uno a lo largo de estos años, en el punto del reconocimiento diplomático de los representantes enviados por Guaidó a Europa también se registraron matices entre 2019 y 2021:

  • un grupo de ellos fue reconocido como “enviado personal/especial de Juan Guaidó” desde el mismo momento de su nombramiento en 2019, aun habiendo representantes del gobierno de Maduro en esos países (Malta, Austria, Francia, España, Países Bajos y Alemania);
  • otro grupo fue reconocido como representantes diplomáticos del gobierno encargado de Venezuela (Portugal, Reino Unido);
  • un tercer grupo lo integran los representantes que tenían interlocución, eran recibidos por las autoridades del país anfitrión y podían interceder en algunos asuntos consulares a favor de los venezolanos migrantes, y fueron reconocidos por sus anfitriones, pero sin rango diplomático pleno (Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Grecia, Hungría, Rumania y Suecia);
  • y un último grupo está integrado por plazas que fueron quedando vacantes con el paso de los años por la renuncia de sus titulares a la posición de representantes diplomáticos (Luxemburgo, Polonia y República Checa).

En Latinoamérica las cosas no han sido distintas. Está el bloque de países que en enero de 2021 decidieron reconocer a la Comisión Delegada de la AN-2015 y a Guaidó como su presidente pero no se refieren al gobierno encargado; los que le reconocen plenamente como presidente y gobierno encargado (Brasil, Colombia, Canadá, Estados Unidos, Guatemala, Paraguay, Ecuador y Costa Rica); los que dejaron de reconocer la vigencia de la AN-2015 pero tampoco reconocen a la AN-2020 como Republica Dominicana; y los que le quitaron todo reconocimiento político a Guaidó, al parlamento y a la lucha opositora por razones ideológicas como Argentina, Perú y Bolivia.

A este último lote se suma el caso de Honduras que dentro de cuatro días juramentará a un nuevo presidente, cuyo partido es aliado de Maduro y desde ya anunciaron su desconocimiento a Juan Guaidó.

Los hitos de estos tres años
Gustavo Tarre Briceño, ocupa desde 2019 la silla de Venezuela en la OEA. Foto Prensa OEA.

Algunos de los hitos de la gestión internacional del gobierno encargado más resaltantes de ese período son:

  • La imposición de 24 bloques de sanciones de parte de los gobiernos de Colombia, Estados Unidos, Panamá, Unión Europea, Canadá y Nueva Zelanda contra 106 funcionarios civiles, militares y policiales del gobierno de Nicolás Maduro por violar derechos humanos, socavar la democracia y/o ser responsables de la crisis humanitaria.
  • El retorno de Venezuela a la OEA, que se concretó el 11 de abril de 2019 y que aún se mantiene vigente, con la silla que desde entonces ocupa el embajador Gustavo Tarre Briceño; el retorno al Banco Interamericano de Desarrollo y al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.
  • La instalación de una mesa de negociaciones entre el oficialismo y la oposición en las ciudades de Oslo y Barbados, con la mediación de Noruega a mediados de 2019.
  • La emisión de licencias de protección del gobierno de los Estados Unidos a favor de activos venezolanos bloqueados en ese país, particularmente a favor de Citgo, impidiendo hasta ahora su liquidación.
  • La presentación de un documento denominado Marco para la Transición a la Democracia en Venezuela, por parte de Estados Unidos que establecía una ruta para el levantamiento progresivo de sanciones a empresas y funcionarios públicos, a cambio de la reinstitucionalización progresiva.
  • La realización de al menos dos conferencias mundiales de donantes de fondos destinados a los países de acogida de los millones de venezolanos refugiados y migrantes en todo el mundo.
  • La instalación de una nueva mesa de negociaciones entre una representación de Nicolás Maduro y una delegación de la Plataforma Unitaria de Venezuela en México, nuevamente con la facilitación de Noruega, en agosto de 2021.
Los errores
La semana pasada el gobierno ruso amenazó como movilizar armanto en Venezuela; Borges asegura que esa beligerancia es en parte resultado de los errores de la gestión internacional. Foto cortesía @vladimirpadrino

Consultado sobre los errores de su gestión estos tres años o tareas que no se lograron Borges refiere uno principalmente: “Quisimos aumentar la base del reconocimiento internacional a la Asamblea Nacional o al gobierno interino en África, Asia y la Liga Árabe. Hicimos un esfuerzo grande pero no se logró. Teníamos el plan de llevar el reconocimiento a 70 u 80 países y pusimos mucho empeño pero no lo logramos”.

Borges afirma que incluso se hicieron gestiones y diligencias importantes para acercar a Rusia y China, “hacerles entender que el retorno de la democracia a Venezuela les convenía incluso a ellos”, pero allí también fallaron.

Esa falla diplomática tuvo una expresión muy clara la semana pasada cuando el vicecanciller de Rusia amenazó a Estados Unidos con movilizar equipos militares en Cuba y Venezuela si la tensión con Washington sobre la crisis en Ucrania seguía en aumento: “El problema es que en la medida en que no se acertó en lograr un desenlace cuando teníamos todo el apoyo de las principales potencias y democracias del mundo, Venezuela se transformo en un patio de intereses foráneos que quieren aprovecharse de la tragedia nacional para echar raíces en el corazón de América”.

Zubillaga amplia la perspectiva y se refiere a la dificultad interna y externa para caracterizar correctamente a la administración de Maduro, a los problemas coordinación de los aliados entre si y de los factores políticos internos, así como a esa especie de papel secundario o tras bastidores que sigue teniendo la mujer venezolana en la política exterior y en el gobierno encargado.

“Entre los fallos de estos tres años diría que el principal es la dificultad reiterada para entender la naturaleza criminal del régimen venezolano. En segundo lugar, faltó coordinación entre la dinámica que desde América lideraba Estados Unidos y la de la Unión Europea. Luego, hubo descoordinación a lo interno en Venezuela, que no permitía una dinámica más rápida para la toma de decisiones políticas; todas las decisiones tomaban cuatro meses y la gente no tiene tiempo para esperar. Y por último, hay una deuda con el rol de la mujer en la política exterior. Hay vocería de mujeres muy importante y no están visibles Fuera de Venezuela no se explican por qué las mujeres venezolanas no están hablando. Eso tiene que cambiar”, dijo Zubillaga.

Lo inmediato
Guaidó sostuvo esta semana el primer encuentro de trabajo de 2022 con los integrantes de la delegación diplomatica de su gobierno. Foto cortesía prensa Juan Guaidó

Esta semana que recién culmina, Guaidó sostuvo el primer encuentro virtual del año con todos los integrantes de su representación diplomática, encabezados por Zubillaga. En esa reunión se establecieron como líneas estratégicas para 2022 continuar en la búsqueda de ampliar el reconocimiento internacional a la causa democrática, seguir buscando mecanismos de asistencia humanitaria para los más de seis millones de migrantes venezolanos, impulsar las denuncias por violaciones contra los derechos humanos en la Corte Penal Internacional y otros espacios, mantener la política de protección de activos en el exterior y la reestructuración del equipo de Relaciones Exteriores que ordenó la reciente reforma del Estatuto para la Transición.

Sobre este último punto, el próximo paso del gobierno encargado debería ser la emisión de un decreto conforme a la reforma del pasado 3 de enero, que no solo validó la continuidad del mandato de la AN-2015 y del gobierno encargado con Guaidó al frente, sino que ordenó una reestructuración de algunas instancias del gobierno encargado, entre ellas el equipo diplomático.

Con miras a tratar de hacerlo más eficiente y menos costoso, el Estatuto ordena la restricción de las representaciones diplomáticas del gobierno encargado únicamente a aquellos países que lo reconocen como tal. Esos serían, como se dijo al inicio de esta nota: Estados Unidos, Colombia, Brasil Canadá, Costa Rica, Guatemala, Paraguay, Ecuador, la Organización de los Estados Americanos y Reino Unido.

Sin embargo, y pese a que esa reestructuración fue aprobada por mayoría de los diputados de la Plenaria, a lo interno del gobierno encargado y dentro del equipo de trabajo de Relaciones Exteriores, no están todavía muy ganados a esta idea, de manera que no hay una fecha precisa para conocer el alcance de esos cambios, ni si Zubillaga será ratificada como comisionada presidencial para Relaciones Exteriores o si será designada otra persona. Quizá haya que esperar cuatro meses para saberlo.

Crónica Uno